…como parte de LA VIDA ES BREVE: Homenaje a Víctor Hugo Rascón Banda a diez años de su partida
Tres mujeres: Itari Marta como María Müller, una mujer menonita; Conchi León prestando su arte a Consuelo Armenta, maestra rural de la sierra de Chihuahua; y Sonia Couah interpretando a Amanda Campos, mujer que por azares del destino se convierte en Tarahumara.
Lectura dramatizada, o más bien, lectura escenificada que, de manera afortunada, brinda una gran perspectiva de la obra “Sazón de mujer” escrita por Víctor Hugo Rascón Banda con motivo de su homenaje en la Teatrería y donde sólo estorba el texto en las manos de las actrices para poderla disfrutar en pleno.
Tres mujeres que preparan su vida con planes a futuro, guisan su destino, sazonan su desfortunio y devoran el amargo sabor de los problemas cocinados para poder sobre llevar su existencia.
La comida es un pretexto para desviar el tema de su vida, de sus conflictos.
La receta, no para saber cocinar, sino para evadir el racismo, la discriminación y la injusticia que sufre una mujer menonita con ascendencia rusa, alemana, lejana. Que no es de allá ni es de acá, ni de Chihuahua de donde la quieren regresar a un lugar de donde no proviene ni conoce y, en el mejor de los casos, aislar.
Los utensilios, no para guisar, sino para saber desafiar el problema del amor equivocado, de una vida llena de ilusiones y un futuro ilusorio golpeado con la realidad de un hombre agresivo, de familia agresiva y con el miedo de que un día termines muerta por la violencia, el crimen organizado y un hombre que pensabas conocer y desconoces. Huir, la solución insuficiente.
La comida, no para comer, sino para cambiar el tema como cambias de vida que por injusticias, persecuciones y riesgo de morir te lleva a descubrir a una persona que te salva, te rescata, quieres amar y es Tarahumara, una cultura que no entiendes, con la persona con la que no te puedes comunicar, pero con la que estás agradecida esperando un día poderlo dejar.
Así es el “sazón de mujer”. No sólo en Chihuahua, sino en todo el mundo. Un gran trabajo que al ser leído por tres buenas actrices en un esfuerzo que intenta ser escénico, descubrimos que dentro de la dramaturgia de algunos autores como Rascón Banda, hay textos que, al ser puros monólogos, parecen mejor como pequeños cuentos que dentro del bolsillo se podrían leer en cualquier momento como si fuera una receta de cocina.
Por Francisco González